Mamá
Allá por 1947, cincuenta años antes de morir, esta mujer escribió los siguientes versos a mi padre, Agustín Aguilar Rodríguez:
Como rosa que al sol se abre,
como rocío que se estremece,
así mi alma desfallece,
por alcanzar tu divino amor.
Qué grande ante mi vista es
el oyamel que hoy nos cubre,
tal parece querer en su altivez
tocar con su punta el cielo.
Al igual que el oyamel,
en un esfuerzo supremo
quiero tocar mi cielo,
quiero el imposible... a ti.
Mas si todo en vano es
y a mí, como al campo, el hielo me matara,
antes de morir te dijera:
muero pensando en ti.
como rocío que se estremece,
así mi alma desfallece,
por alcanzar tu divino amor.
Qué grande ante mi vista es
el oyamel que hoy nos cubre,
tal parece querer en su altivez
tocar con su punta el cielo.
Al igual que el oyamel,
en un esfuerzo supremo
quiero tocar mi cielo,
quiero el imposible... a ti.
Mas si todo en vano es
y a mí, como al campo, el hielo me matara,
antes de morir te dijera:
muero pensando en ti.
(nota de Agustín Aguilar Tagle)
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Allá por 1947, cincuenta años antes de morir, esta mujer escribió los siguientes versos a mi padre, Agustín Aguilar Rodríguez:
Como rosa que al sol se abre,
como rocío que se estremece,
así mi alma desfallece,
por alcanzar tu divino amor.
Qué grande ante mi vista es
el oyamel que hoy nos cubre,
tal parece querer en su altivez
tocar con su punta el cielo.
Al igual que el oyamel,
en un esfuerzo supremo
quiero tocar mi cielo,
quiero el imposible... a ti.
Mas si todo en vano es
y a mí, como al campo, el hielo me matara,
antes de morir te dijera:
muero pensando en ti.
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